Aunque el propio volante dijo que le queda “mucho tiempo” en el club, no está claro si eso lo mide en años o en meses.

En ese contexto, Enzo comprendió que su aporte excede todo lo bueno que puede hacer en la cancha, donde a los 37 años irán incidiendo cada vez más por cuestiones biológicas. Paternalista, aprendió en este tiempo de Ponzio y Pinola (hoy los sigue teniendo cerca, como Secretario Técnico y ayudante de campo, respectivamente) y aplica todos sus conocimientos en la diaria: además de estar muy presente cada vez que un joven de las Inferiores se suma al primer equipo o llega un refuerzo, es una persona cuya ascendiente en el grupo se marca por sus gestos: por caso, se lo suele ver arengando antes de los partidos.

Ejemplos sobran y no es necesario irse tan atrás en el tiempo. Este fin de semana, en el triunfo ante Godoy Cruz, se acercó a Esequiel Barco para hablarle y darle aliento antes de que pateara el penal que sentenció el 3-0. Un gesto importante, dado que el volante ofensivo viene de un 2022 irregular y debe tener un gran nivel para que el club considere hacer uso de su opción de compra de 7 millones de dólares por el 50% del pase. José Paradela fue otro de sus arropados: el capitán incluso públicamente destacó cómo le “cambió la cabeza” en este tiempo. Enorme respaldo.

Para Demichelis es clave

“Me encontré desde el primer día con un Enzo muy líder, con muchas ganas. Se agradece, porque los líderes de este grupo marcan el camino y Enzo es uno de esos. Se entrena todos los días, se enoja cuando no gana. Eso eleva el nivel de todos”, no tuvo pelos en la lengua al elogiarlo un Martín Demichelis que se mostró agradecido con Pérez desde el día uno: siempre que pudo, le reconoció la predisposición para hacer que la transición del ciclo más ganador de la historia a este nuevo sea lo más fácil y natural posible. El capitán, de hecho, fue uno de los primeros que levantó el teléfono para hablar con Micho y presentarse antes de que arrancaran los trabajos de pretemporada.

Fuente Olé