El vehículo está inspirado en el mundo náutico y su costo es de hasta 23 millones de euros. Solo hay un puñado de ejemplares alrededor del mundo. “Futuring”. Con esa palabra tituló Mauro Icardi la última de sus publicaciones en la que se lo ve a bordo de un espectacular modelo de auto que tiene la particularidad de ser considerado como el más caro del mundo. Sale 23 millones de euros.
Y es que, sí, esa joya de la marca inglesa Rolls Royce es un modelo lujoso, elegante y exclusivo que busca recuperar la artesanía de una época en la que era habitual crear piezas únicas para clientes multimillonarios. Una obra maestra construida a mano. Concebido por y para clientes especiales y realizado por los maestros artesanos de Coachbuild, esta singular pieza llamada Rolls-Royce Boat Tail honra la reverencia por la vida en el mar.
Según los dichos de Torsten Müller, ceo de Rolls Royce, “Boat Tail es nuestro proyecto más ambicioso hasta el momento. Coachbuild, en colaboración con sus clientes, ha ignorado todas las nociones preconcebidas de posibilidad y ha establecido un nuevo estándar”, y asegura “este modelo es la encarnación física del carácter de un cliente, una destilación de su yo máximo. Elaborado en colaboración exclusiva entre artesanos y propietarios, cada elemento de Boat Tail es una perfección personalizada”.
Esta pieza de ingeniería es un elegante y moderno descapotable de inspiración náutica hasta el punto de que parece una lujosa lancha de 5,7 metros de eslora con ruedas. Como los demás autos de esta gama, el Boat tiene un motor V12 de 6.7 litros que llega a ofrecer hasta 600 CV en los modelos Black Badge de la casa.
Debido a la orfebrería y al tiempo de la creación, cuyos ingenieron estimaron en cuatro años de trabajo de desarrollo, se estima que el valor de este auto es de unos 23 millones de euros, lo que lo convierte en el más caro del mundo.
Quizá sea en la parte trasera donde la influencia acuática sea más palpable en el Boat Tail. En ella se utilizaron paneles de madera Caleidolegno para poder lucirse y contrastar con la pintura del tono de azul preferido del cliente. Esos paneles cubren un doble portón que se abre en forma de alas de mariposa para dejar al descubierto dos compartimentos con todo lo necesario para disfrutar de un pícnic. Uno de ellos está refrigerado y se confeccionó a la medida exacta de las botellas de la bebida favorita de su propietario.