Unión atraviesa una etapa de irregularidad en su rendimiento, lo que le ha costado perder puntos importantes en sus últimas presentaciones. Esta situación se ha intensificado desde el receso, debido a la salida de dos jugadores clave, como Federico Vera y Mauro Luna Diale, sin que se incorporaran refuerzos para suplir esas bajas.
Esta falta de alternativas ha limitado las opciones del entrenador Cristian «Kily» González tanto en el equipo titular como en el banco de suplentes. Como consecuencia, el rendimiento del equipo varía significativamente de un partido a otro, mostrando dificultades para mantener un nivel constante.
Ejemplos de esta irregularidad no faltan. Tras golear 3-0 a Argentinos Juniors en lo que fue su mejor partido del torneo, Unión cayó 5-1 ante Tigre en la siguiente fecha, firmando una de sus peores actuaciones bajo el mando del Kily. Una situación similar ocurrió recientemente, cuando después de vencer 3-1 a Godoy Cruz con un gran desempeño, el Tatengue perdió 1-0 frente a Sarmiento, en un partido muy por debajo de su nivel.
Esta falta de consistencia es lo que ha alejado al equipo de la pelea por los primeros puestos, más específicamente de Vélez, el líder del torneo. A pesar de algunos factores externos, como un gol en contra mal convalidado ante Belgrano y un penal polémico sancionado por Fernando Espinoza en el duelo contra Lanús, la realidad es que Unión no ha logrado sostener un buen rendimiento en el tiempo.
Tanto el cuerpo técnico como los jugadores deberán trabajar para encontrar la regularidad que les permita afrontar los próximos desafíos de manera más competitiva. El equipo no puede permitirse bajar la intensidad, ya que, sin margen de sobra, necesita mantenerse constante si quiere seguir en la lucha.