Como en cada 28 de marzo, Unión recuerda a Hernán René Solari, quien perdió la vida en un accidente automovilístico cuando regresaba a su Chanourdié natal, tras haber convertido un gol en un Clásico Santafesino, en el estadio Brigadier López.
Hernán René Solari se convirtió en leyenda para Unión, y en uno de los jugadores más recordados por la hinchada. Incluso la platea redonda del estadio 15 de Abril lleva su nombre, en una clara muestra de todo lo que representa para la institución.
En ese festejo, el abrazo eterno de todos los tatengues.
A 31 años de su fallecimiento, recordamos a Hernán René Solari ♥#PorSiempreIndiecito 🇦🇹 pic.twitter.com/BHls9oxPHj— Club Atlético Unión (@clubaunion) March 28, 2024
La partida de Hernán René Solari, quien se convirtió en leyenda en Unión
Luego del clásico, en su Peugeot 504, junto a Héctor Álvarez (también jugaba en Unión) viajaron hasta Reconquista, donde este se quedó, pero Solari se encontró con un primo en un boliche y decidió seguir su viaje. En el camino, en una estación de autoservicio, llevaron a un conocido también a Chanourdié.
A las 4.30 del domingo 28, en un accidente automovilístico en una ruta santafesina, cerca de Ingeniero Chanourdié, tanto el Indio como Roli Fernández y Matías Ibarra fallecieron en el siniestro.
La carrera del Indiecito Solari en Unión
Hernán René Solari terminó su carrera con 36 partidos jugados con Unión, 21 en el Nacional B y 15 en la máxima categoría del fútbol argentino, convirtiendo 4 goles durante su carrera.
El 27 de marzo de 1993 fue titular en el clásico ante Colón. A los 7 minutos de partido Marcelo Rufini recibió la pelota en el área, amagó y remató. El arquero tapó y el rebote quedó en el área, cerca del punto del penal, a Solari le quedó atrás, tuvo que girar, incómodo, para pegarle, luego la clavó en el ángulo. Salió corriendo, con los brazos en alto, y se arrodilló ante el pueblo Tatengue.
Volvió trotando hacia el círculo central y se besó su mano derecha. Lo eligieron figura del partido. Le dieron una copa. “Mire profe lo que me dieron, se la quiero llevar a mis viejos”, le dijo en el vestuario a Sauco. Sus amigos le pidieron que se quede. Picó unas empanadas y unas gaseosas y se despidió.