Colón Destacada

El descenso más absurdo en toda la historia de Colón

El descenso más absurdo en toda la historia de Colón

Absurdo, grotesco, ridículo, increíble, inadmisible, inexplicable. El idioma castellano es tan amplio como la multitud que movió, mueve y moverá Colón de Santa Fe en todas las canchas del mundo donde le toque jugar al «Negro» de Santa Fe. Por los siglos de los siglos. Después de ese descenso de River con Passarella, éste de Colón es lo más parecido. Hace dos años y pico era campeón del fútbol argentino en San Juan; hace un año entraba al copón de la Conmebol para jugar la Copa Libertadores de América 2022 como «Colón de Santa Fe / Argentina 1». Hoy, 1 de diciembre de 2023, se fue a la «B».

Todo lo que pasó desde el 4 de junio de 2021 para acá fue una verdadera pandemia de errores, horrores y desaciertos dirigenciales que lo mandan al Sabalero a la dura categoría de ascenso donde, a priori, no solo asciende el que tiene historia, buen equipo y gente. A la pasada, vale recordar que está por jugar en Primera una bebida energizante.

«Acá no te dejan trabajar tranquilo, Colón salió campeón en pandemia porque los dirigentes son todos de riesgo y así Eduardo Domínguez pudo trabajar», dijo el «Huevo» Rondina cuando lo dejaron sin laburo con siete fechas. A Marcelo Saralegui, en este 2023, le fue peor: duró sólo cuatro capítulos. Dato, no relato.

La receta millonaria en los salarios que se llevó «Pipo» Gorosito no logró el efecto buscado: apenas un poquito del 40 por ciento de los puntos. Antes, con la plata de Facundo Farías que se fue al Inter de Miami para jugar con Messi, los dirigentes le trajeron una combi entera llena de refuerzos: ¡diez jugadores!. Y no le trajeron un arquero más porque «Pipo» se negó. O sea, un equipo de campo completo. El manotazo final, llamado Israel Damonte, fue éso: desesperación pura, a pesar que con las dos victorias en casa (primero Tucumán y después Talleres), llegaba con aire a ese partido con Vélez. Ese día, en Liniers, jugó a la ruleta rusa. Logró salir un rato de Terapia y Coma, pero «se cortó» este primer día de diciembre de 2023 contra Gimnasia. Una vez más, como pasó en todos los partidos que disputó fuera del Cementerio de los Elefantes, no supo cómo jugar cuando se trata de «meter, correr, pegar, rascar». Es que en realidad, nunca se armó para éso. Y, quedó en claro, que el descenso «es otra cosa». No pasa sólo por las piernas, pasa mucho por la cabeza. Y ahí, Colón sufrió siempre esta enfermedad de la parte baja de la tabla.

La actual dirigencia que encabeza Vignatti, en la última asamblea, dijo que «entrega un club sin deudas, con los dos grandes juicios solucionados (Viatri y García) y con bastante dinero por cobrar», en referencia a un dinero extra que llegará el año que viene desde Miami por Facundo Farías y por otra muy buena operación como socio de Racing en la ficha de Tomás Chancalay. Los dirigentes, al igual que los jugadores, nunca entendieron nada: hace un par de semanas buscaron un amistoso con el equipo de Messi y el «Tata» Martino en La Florida.

Así las cosas, con números que brillan en una cuenta bancaria como si fuera una financiera y no uno de los clubes más populares del interior de la Argentina, hoy todo parece indicar que Colón es «el más rico del Cementerio». En medio de las tumbas de la gloria, al menos una señal más o menos positiva para cinco de las seis listas que se presentarán a las elecciones el próximo domingo 17 de diciembre, con casi 17.000 socios habilitados en 34 mesas que se montarán en el Roque Otrino. La sexta lista, como si fuera el cajón de Herminio Iglesias, es la de un destartalado oficialismo que hizo malabares para presentar 42 nombres.

Colón, a menos de 1.000 días de ser campeón del fútbol criollo en San Juan y un año después de jugar la Copa Libertadores de América como «Argentina 1», se fue al descenso. Hizo dos torneos olvidables. Se fue el «Barba» y cometió todos los pecados posibles para un club de fútbol. Jugadores sin alma, entrenadores peseteros, dirigentes analógicos en la era digital que tampoco fueron capaces de escuchar ni hacer autocrítica a tiempo.

Hace 30 años en Córdoba, en una final de desempate para ascender contra Banfield que el Sabalero pierde por penales, cuando el estadio se llamaba Chateau Carreras y no Mario Alberto Kempes, titulé en El Litoral: «NADIE DEJARÁ DE SER HINCHA DE COLÓN». El título se reinventa y la pasión se contagia de a miles, por generación en generación. Colón fue, es y será un movimiento social, no político ni gubernamental, que pocos pueden explicar y muchos no logran entender con el paso de los años.

Su increíble hinchada, que siempre da todo sin esperar nada, como reza ese trapo histórico, recibió el peor golpe en 118 años. El de este viernes 1 de diciembre de 2023, en Rosario, es el descenso más absurdo en toda la historia del viejo y querido Colón de Santa Fe.

Darío Pignata para Radio Gol y El Litoral

Compartir :

Leave a Reply

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *