Brilló con la camiseta de Independiente, le hizo ganar dinero a muchos y fue asesinado a balazos. Este sábado 11 de febrero se cumplen 19 años de la muerte del colombiano Albeiro Usuriaga, que llegó al Rojo en 1994 y logró ganar tres títulos.

Trece balazos de una 9mm. le quitaron la vida. Eran las 19.20 horas del 11 de febrero de 2004 y en el barrio 12 de octubre, de Cali, Albeiro Usuriaga, más conocido como Palomo, acaba de ser asesinado por dos sicarios que, tres años después de su muerte la Fiscalía General de la Nación aseguraría que fueron contratados por Jefferson Valdéz Marín, quien era el exnovio de la mujer con la que salía el futbolista de 37 años.

Diez años antes, en marzo de 1994, el colombiano llegaba a un Independiente lleno de ídolos, pero que no fue impedimento para lograr convertirse en uno y enamorar a los hinchas. Algunos de sus compañeros eran Daniel Garnero, Gustavo López, Sebastián Rambert y Luis Islas.

En su paso por el Rojo participó de 63 partidos y 20 goles, logrados en dos temporadas con la camiseta de Avellaneda. Además, obtuvo tres títulos: el Torneo Clausura, la Supercopa y la Recopa, que lo inmortalizaron en la historia del club.

Sin embargo, la gloria e idolatría conseguida en poco tiempo se desvaneció y su carrera fue cuesta abajo. En 1997 dio positivo de cocaína en un control antidoping, por lo que fue suspendido y debió mantenerse fuera de las canchas por dos años.

Palomo se resguardó durante ese tiempo en Colombia y, luego de una fuerte depresión por no poder jugar al fútbol, reapareció en 1999 en la Argentina con el pelo corto y la camiseta de General Paz Juniors para participar del Argentino A, en donde también dejó su huella. También pasó por All Boys, Sportivo Luqueño de Paraguay y su último equipo fue el Carabobo venezolano.

Como otros grandes ídolos, su vida terminó antes de lo previsto. Miles de fanáticos lo despidieron en la Catedral de Colombia y lo acompañaron en caravana hasta ser enterrado en el cementerio Metropolitano de Cali.