El Ministerio Público Fiscal de Mendoza informó que los rugbiers franceses Hugo Auradou  y Oscar Jegou, acusados de abuso sexual agravado con acceso carnal, recibieron el beneficio de la prisión domiciliaria tras ser considerado el nivel de pruebas y la inexistencia de riesgo procesal. La medida incluye una caución personal para ambos imputados y el uso de pulseras de monitoreo para seguir sus movimientos.

La decisión fue respaldada por la encuesta ambiental correspondiente realizada tanto del lugar como de la persona que va a ejercer el rol de cuidadora de los acusados y fue tomada desde la Fiscalía de Delitos Contra la Integridad Sexual de Mendoza junto al fiscal en jefe subrogante de esa Unidad Fiscal.

En la noche del martes, la denunciante -de 39 años- volvió al hospital tras sufrir una descompensación. La víctima estuvo internada la semana pasada y recibió el alta este fin de semana.

Abuso sexual y violencia: los detalles de la denuncia contra los rugbiers franceses

El domingo 7 de julio la mujer denunció que fue abusada en una habitación del hotel Diplomatic, por parte de dos integrantes de la Federación de Rugby de Francia (FRF), quienes habían llegado a Mendoza para disputar un partido contra Los Pumas.

La abogada Natacha Romano contó en qué momento se encuentra la causa y escalofriantes detalles de ese mal momento. “Existió la privación de la libertad de esta mujer de 39 años, mendocina, hija y hermana de abogados, no es una ‘busca suerte’ como la defensa de los rugbiers la quiere caratular”, confesó la letrada en comunicación con TN.

El abuso sexual es gravemente ultrajante por el acceso carnal, la participación de dos personas. Ella está devastada, con asistencia psicológica”, agregó.

Tras esto, Romano reveló lo que apareció en estudios que le hicieron a su defendida: “Han salido golpes en la cabeza y hay una posible intervención por un desgarro. Posiblemente se tenga que intervenir”. Siguiendo en la misma línea, aportó: “Tiene un golpe en el ojo con un hematoma visible con una trompada y golpes en el pecho, la espalda, rasguños, la han mordido, en las piernas, las costillas…”.

A modo de cierre, contextualizó: “Todo sucedió en el cuarto del hotel, pidió auxilio más de cinco veces, nos preguntamos cómo nadie escuchó. Se pudo escapar cuando se quedaron dormidos. No la soltaban, estaba agarrada”.

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