Central ganaba bien, pero no lo liquidó ante Atlético Tucumán que se lo terminó empatando 1 a 1 casi en el final. Al equipo de Miguel Russo se le atragantó el festejo que merecía.

La presentación del campeón no terminó en festejo. La función brindada bajo la luna tucumana eclipsó la esperanza colectiva de empezar la defensa del título pisando fuerte el primer escalón de esta nueva Copa de la Liga 2024. Central jugó ante un Atlético que se rearmó y demostró en varios pasajes que aún es un prototipo de equipo.

El Canalla volvió en avión del Jardín de la República sabiendo que podía haber escrito otro final. Es cierto que esto recién empieza. También que debe mejorar para erigirse en un fiel exponente de alto calibre e imponer el respeto acorde a su rol bien ganado en Diciembre pasado.

Miguel Russo se la jugó por una formación llamativa en la previa. Optó por darle luz verde a Alan Rodríguez, quien ya había hecho méritos en el pasado reciente para tener minutos.

El paraguayo se paró de arranque en el medio para conformar una barrera de tres volantes junto a Malcorra y Lovera por delante del doble cinco de Ortiz y O’Connor.

Pero el Coyote, (más 3 que extremo) quien ocupó desde lo táctico la función que habitualmente está y estará en poder de Jaminton Campaz, se replegó seguido cuando Atlético atacó para armar a una línea de 5 auriazul.

Con respecto a lo que ofreció el primer capítulo del campeón, la realidad mostró a un Central que no fue muy diferente al de la temporada pasada. Desde lo futbolístico tuvo sus naturales vaivenes. Sea en defensa como ataque. Eso sí, como siempre Nacho Malcorra estuvo muy activo.

La saga de suspiros y bocanada de aire fueron puntuales. Joaquín Pereyra fue quien de movida le aceleró los corazones a la comunidad canalla cuando sacó un latigazo seco a los 2′, que hizo lucir a un seguro Fatu Broun, quien embolsó la pelota sin vacilar.

Claro que la respuesta del monarca del fútbol nacional no tardó. Agustín Sández sacó un misil tierra aire de media distancia que casi destruye la red de un sorprendido Devecchi.

Cuando prácticamente nadie lo imaginaba, llegó el sublime instante de la canallada. Alan Rodríguez se mandó al ataque decidido y metió un fuerte remate, que generó una carambola dentro del área chica tucumana. El rebote fue pescado por un solitario y astuto Luca Martínez Dupuy, quien se encargó de abrir el marcador desde una posición ortodoxa, que hizo estallar a todo Arroyito de felicidad, cuando promediaban los 22′.

Antes del gol del mexicano, el uruguayo Facundo Mallo estuvo ahí de facturar con un cabezazo defectuoso (a los 16’). Con poco, pero siendo efectivo, el representativo auriazul pasó a ganar el partido.

Mientras que en el segundo acto, la historia deportiva ofreció sus flashes. El dueño de casa despertó de la siesta. A los 20’ el volante Agustín Lagos hizo lucir a Fatura. Tras cartón Lovera se acordó de atacar y tuvo su momento interesante también.

Pero la alegría no fue completa. A los 35′ llegó el mazazo. Ocampo habilitó a todos. Estigarribia le ganó en el salto a Mallo y Mateo Coronel clavó el 1 a 1. Y el campeón no pudo noquear al Decano y lo pagó. Fue 1 a 1.

 

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