Fue 1-0 sobre Central Córdoba, con gol de Chiaverano, representó una señal positiva para un ciclo que está comenzando en Newell’s.
Newell’s necesitaba rescatar algo de su paso por Santiago del Estero. Un inicio esperanzador. Debía mostrar, al menos desde sus intenciones, que dejó atrás un flojo 2023, y que está en condiciones de animarse a más.
Con Ever Banega (como símbolo, usina de juego y con la cinta de capitán) y Franco Díaz desde el arranque, y el «Colo» Ramírez que saltó al campo en el complemento ya que su habilitación llegó muy sobre la hora, los tres refuerzos oficiales arribados hasta el momento, el conjunto leproso expuso que a pesar de que todavía le falta rodaje, esta performance va de la mano con el mensaje que pregona el nuevo DT: Mauricio Larriera.
Un esquema táctico 4-1-4-1 (con Franco Díaz como único cinco) reveló que el DT uruguayo está comenzando a usar el sistema que mejor le funcionó en la pretemporada.
Bajo ese encuadre se vio un equipo suelto, decidido a presionar y forzar el error rival, y criterioso para manejar las respuestas y las acciones de ataque. Le faltó otra vez punch arriba, pero mostró que lo puede conseguir. En ese sentido, se pudo advertir la vocación de un juego más directo, que no recurre tanto a los pases hacia atrás, y que no le gusta correr riesgos innecesarios en las situaciones de salidas.
En Santiago del Estero, la lepra aprovechó el desparpajo de un pibe de la casa que no se resignó hasta el final y consiguió una anotación que valió un triunfo muy festejado por las huestes rojinegros.
En ese sentido, Guillermo May salió de arranque porque al Colo Ramírez le llegó el ok administrativo muy sobre la hora, y no estuvo certero. Y jugó mejor cuando entró Ramírez. Por su parte, el anhelado retorno de Banega derivó en una puesta en escena en la que mostró algunos pincelazos de lo que puede darle al equipo.
Más en rol de organizador, Ever se hizo cargo de sus obligaciones y fue el imán de todo lo que generó el equipo. A su ritmo, quedó claro que es una pieza que eleva de condición el piso de cualidades del conjunto rojinegro y vale empezar a entusiasmarse con lo que puede armarse dentro de la cancha desde su halo de figura referente. Banega tuvo la 10 en la espalda y fue capitán, y sobre él recaerán las obligaciones de este Newell’s que recién está asomando.
En el arco, Larriera pegó otro pleno y mostró sus consideraciones y con Ramiro Macagno bajo los tres palos, este conjunto se mostró más sereno. El ex-Platense y Rafaela contagió seguridad y serenidad, un clima opuesto a los nervios que desparramaban Lucas Hoyos y Guillermo Ortiz. Desde allí, se notó un cambio muy saludable. Macagno salvó una en el final que pudo costar la victoria.
En tiempo adicional, Chiaverano se vistió de héroe y metió su primer gol en primera para regalarle un grito fuerte a la lepra en Santiago. Así, el Newell’s de Larriera arrancó ganando y eso vale oro en torneos cortos. Tiene que ser un elemento de motivación para seguir creciendo y sumando.
Con la moderación que requiere todo inicio, y sobre todo por la pobreza del adversario. Bajo esta nueva conducción, precisaba empezar a entusiasmar (hacia adentro y hacia afuera), y con esta alegría de visitante comienza a sembrar algo de esperanza.