La facción disidente fue a buscar al líder de la oficial en medio de una disputa por el poder y las ganancias que lleva más de un año. Se desató un infierno en plena calle, que quedó grabado. ¿Qué hay detrás?
Eran las 23 hS. cuando el cielo de Nueva Pompeya se iluminó con varios fogonazos. No era la actividad eléctrica que preanunciaba la tormenta que llegó a la madrugada en Buenos Aires sino tiros. Disparos de arma de fuego que surcaban la noche en la calle Corrales, ahí donde manda el jefe de la barra de Huracán, Claudio De Respinis. Mientras el ruido de los percutores se confundían con el de los truenos, un tiroteo intenso cruzaba de uno a otro lado de la arteria donde vive el líder de la José C. Paz, la facción oficial que lidera en el Palacio Tomás A. Ducó del Globo.
Los vecinos llamaron a la Policía y después de varios minutos de cruzarse con armas de fuego, todos fueron identificados aunque no se produjo ninguna detención porque cuando vieron venir a los patrulleros los barras descartaron los revólveres, extrañamente ninguno apareció y no se les pudo imputar el delito de abuso de armas por lo que la causa quedó caratulada como daño, por los impactos de bala en los vehículos y el frente de la casa y averiguación de ilícito. La Fiscalía Sur dio la orden de identificar a los que agarraron in situ, hacer pericias sobre el hogar de De Respinis y sobre el auto donde habían llegado los miembros de la facción disidente y cada uno a su casa. Lo que preanuncia más guerra.
Lo sucedido anoche es el último eslabón de una cadena que se viene gestando desde el año pasado. Un grupo de barras de Huracán de la Villa Zabaleta, Villa Lugano, Soldati y de Parque Patricios que lidera el Gordo Pablo está tratando de desbancar a la familia De Respinis que mandan en Patricios hace casi 30 años. El anterior incidente se dio en la previa del partido contra San Lorenzo, cuando hubo una trifulca en la popular y convinieron ir a pelear afuera y cuando salieron, estaba la Policía que detuvo a 60 de ellos, la gran mayoría de la disidente. Y esta semana se publicó el derecho de admisión donde se les aplicaba a éstos entre dos y cuatro años de prohibición de concurrencia a cualquier evento deportivo mientras que los De Respinis ni aparecían.
Tal fue el intercambio que aún cuando es una zona picante, los vecinos decidieron llamar al 911 y en minutos llegaron varias patrullas que separaron a los dos grupos y los identificaron: de un lado el Cone y su hijo Luciano, del otro los seis ya mencionados. Lo insólito es que aún cuando las imágenes que publica TyC Sports son incontrastables, los oficiales no pudieron dar con las armas de fuego utilizadas, por lo que el proceso judicial se vio debilitado para la acusación formal por el abuso del uso de las mismas, que tiene penas más altas que las de daño, que es la que por ahora predomina.
Fuente TyC Sports Por Gustavo Grabia