Los jugadores decidieron no ser parte de esta convocatoria de Bélgica pero aseguran que su objetivo es el Mundial de 2026.
En medio de una tormenta interna que no parece tener fin, las tensiones en la selección de Bélgica alcanzaron un nuevo pico con la renuncia temporal de dos de sus figuras más importantes, el volante Kevin De Bruyne y el delantero Romelu Lukaku, a los próximos compromisos de la Nations League en octubre.
La crisis en la selección belga tuvo un desarrollo gradual pero inminente desde la llegada de Tedesco al cargo de DT y la disputa con Courtois fue el primer indicio de una fisura importante dentro del plantel. el arquero del Real Madrid, quien es uno de los emblemas históricos del equipo, abandonó una convocatoria aduciendo una lesión, la cual fue públicamente desmentida por Tedesco, desatando un conflicto abierto.
Courtois, tras recuperarse de su lesión, no fue convocado para la Eurocopa, lo que consolidó aún más la brecha con el seleccionador. El arquero fue claro al firmar que no volvería a vestir la camiseta de Bélgica mientras Tedesco siga en el cargo.
La noticia que fue reportada por los diarios belgas Le Soir y Sudpresse, informaron que De Bruyne y Lukaku ya le comunicaron al técnico su decisión de no estar presentes en los partidos ante Italia y Francia en octubre.
En qué se fundamentan las ausencias en la Selección de Bélgica
Si bien los jugadores dejaron entrever que planean estar en el Mundial de 2026, sus ausencias refuerzan la sensación de un equipo al borde del colapso. Lukaku, quien ya había estado ausente en los partidos de septiembre por motivos personales relacionados con su fichaje al Nápoles, y De Bruyne, con una declaración que hizo estallar las alarmas tras el encuentro contra Francia, en la que se le escuchó decir “Ik stop” (lo dejo), son solo algunos de los síntomas de una selección al borde de la ruptura.
Si bien la renuncia temporal de Kevin De Bruyne y Romelu Lukaku puede interpretarse como una pausa estratégica para centrarse en sus clubes y evitar el desgaste en una selección en crisis, lo cierto es que sus ausencias agravan aún más la ya de por sí delicada situación de Bélgica. Los comentarios de De Bruyne tras el partido contra Francia, donde cuestionó el planteamiento táctico de Tedesco y dejó entrever su descontento con la dirección técnica, refuerzan la idea de que su decisión va más allá de lo físico y tiene un trasfondo más profundo.
Con la renuncia temporal de tres de sus pilares fundamentales, la Selección de Bélgica enfrenta uno de sus desafíos más grandes en años. Los partidos contra Italia y Francia, programados para octubre, representan una prueba de fuego para Tedesco, quien tendrá que encontrar la manera de mantener un equipo competitivo sin Courtois, De Bruyne y Lukaku.