El 3 de junio, hace prácticamente dos meses, Novak Djokovic se fue de esta misma Phillip Chatrier con una victoria frente a Francisco Cerúndolo pero con una lesión, en la rodilla, que no solo lo obligó a retirarse de Roland Garros sino que, además, lo ponía en duda para buscar lo único que le faltaba: la medalla dorada de los Juegos Olímpicos.
Djokovic pasó por el quirófano, algo que siempre intentó esquivar, y se recuperó para estar en Wimbledon. Llegó a la final del Grand Slam inglés, perdió ante Carlos Alcaraz y el español hoy volvía estar en su camino en busca un título. La historia en París 2024 fue distinta, esta vez el triunfo quedó para el serbio por un doble 7-6, que le permitió saldar la única deuda que le quedaba pendiente en su carrera. La emoción después del punto final y el abrazo con su familia en la tribuna, marcaron todo lo que anhelaba conseguir este título que no había podido conseguir en Beijng, Londres, Río ni Tokio.
El primer set, de gran nivel, quedó en poder Djokovic por 7-6 (3). El serbio tuvo en el segundo game una chance para quebrar y tres más en el cuarto, pero logró levantarlas Alcaraz. Luego fue el turno de las oportunidades del español: tuvo tres en el quinto juego y cinco más en el noveno, que de haber concretado alguna lo iba a encontrar sacando para el set.
Djokovic tuvo una chance para quedarse con el parcial cuando estaban 6-5 y el saque de Alcaraz, quien lo resolvió con una derecha cruzada después de un muy buen servicio. Así, se fueron a la definición rápida. La final era la que se esperaba: de gran nivel.
La paridad los volvió a encontrar hasta el 3-3, momento en el que Novak logró un mini quiebre al que le sumó los dos puntos con su saque. Así, quedó con tres posibilidades para quedarse con el set y lo consiguió en la primera chance, con una gran volea en la red.
El segundo tuvo un desarrollo parecido, quizás con menos intensidad en los peloteos pero con puntos maravillosos. Los dos volvieron a mantener el saque hasta la definición en el tie break, aunque a diferencia del parcial inicial solamente hubo una oportunidad de quiebre, que la tuvo Djokovic en el tercer game. Después, cada uno logró mantener su servicio con relativa comodidad.
Así llegaron al tie break y todo lo que era paridad, dejó de serlo. El serbio tuvo su primer mini quiebre para ponerse 1-0, aunque el español lo recuperó en el tercer punto. Llegaron a estar 2-2 y, a partir de ahí, todo fue de Novak.
Djokovic encadenó cuatro puntos consecutivos ante un Alcaraz que se mostraba vulnerable y en la primera chance para quedarse con la victoria, no falló, con un derechazo después de un pelota corta sentenció la final. Y vino el llanto desconsolado, como pocas veces se lo había visto.
Pese a los 24 Grand Slam y a los 98 títulos que tenía en su carrera, esta coronación tiene un sabor especial para Novak. A los 37 años, el serbio sabía que podía ser la última oportunidad para ganar los esquivos Juegos Olímpicos. Y se aferró con todo a la chance. El desahogo del final sintetizó lo que deseaba la medalla dorada.