
En un duelo de leprosos de muy bajo vuelo, el rosarino igualó sin goles ante el mendocino en el Coloso Marcelo Bielsa y no pudo afirmar su levantada.
Newell’s precisaba rescatar un nuevo gesto de confirmación. Un válido guiño de ratificación de rumbo tras la victoria del debut ante el Guapo. Necesitaba hallar una señal de complicidad que le permita seguir construyendo de a poco y dándole sustento a sus expectativas entre los escombros de incertidumbre que acarrea su pasado más reciente. Por eso, el inexpresivo 0-0 con Independiente Rivadavia de Mendoza en el Coloso Marcelo Bielsa, no le aporta nada sustancioso y lo deja a mitad de camino en todos sus intentos de despegue. Esta igualdad no pudo vestirse de nuevo mojón de relevancia interna y puso al ciclo que conduce Sebastián Méndez frente a un espejo incómodo.
Por impericia propia, no pudo forjar su primer grito ante su propia gente, con todo lo que simboliza en un club como Newell’s y para un proceso que está obligado a seguir mirando hacia adentro.
En el comienzo, al equipo rojinegro le costó meterle intensidad y tomar las riendas del cotejo. Desde el inicio se vieron rasgos muy distintos al choque anterior. El rojinegro trataba de mover la pelota de un costado a otro, pero no encontraba huecos en la resistencia rival para hallar profundidad.
A los 5’, un remate cruzado de Panchito provocó la entrada de Centurión, que dio rebote. Un minuto después, el Colo Ramírez tuvo la suya tras centro desde la izquierda pero contuvo el guardameta adversario. Fueron los primeros intentos de un Newell’s que trataba de no perder la calma, pero exponía crudamente que no encontraba la hoja de ruta más conveniente. Sebastián Villa era la única carta de la visita, pero estaba controlado en esos pasajes por el uruguayo Méndez, y sobre todo por Salcedo que cubría con sobriedad todos los desajustes del fondo.
Newell’s no daba con Banega y caía en confusiones y malas decisiones. Y ofrecía algunas grietas atrás. A los 15’, Macagno atajó un cabezazo de Ostchega, y salvó al dueño de casa. Los mendocinos, con poco mostraron que no querían ser parte decorativa en el trámite.
A los 20’, Salcedo volvió a cerrar con categoría (una corrida de Romero) y levantó aplausos en las gradas rojinegras. Panchito por derecha insinuaba mucho más de lo que terminaba, pero era el hombre que más peligro generaba. En ese marco, Newell’s nunca pudo sacudir ni romper el planteo rocoso de los mendocinos. Sin embargo, siempre intentó, aún sin claridad ni lucidez, ir por el triunfo.
En el tramo final de la primera etapa, tuvo los pasajes más destacados y estuvo cerca de gritar. A los 32’, un cabezazo de Panchito llevó a Centurión a sacar con lo justo por arriba al córner. A los 35’, el debutante Salcedo remató alto tras una serie de rebotes en el área. Y, a los 37’, tuvo dos ocasiones más, pero ninguno de los Méndez tuvo la tranquilidad para llegar al tanto de la apertura. Solo por determinación, ese lapso fue favorable a los dirigidos por el Gallego Méndez.
En el arranque del complemento, Newell’s se posicionó en campo enemigo, con la misma falta de ideas que la etapa inicial. A los 54’, Panchito tuvo otro disparo cruzado escalando por derecha, pero fue un efecto fugaz.
Carabajal ingresó por Cardozo y con eso el DT buscaba un revulsivo, un atajo, un pase, una habilitación para pensar con más argumentos en una posibilidad de victoria. La cantidad de faltas le quitaban continuidad al desarrollo. A los 60’, todo era muy monótono, nadie lograba sacar de esa fase al duelo. Y en esa chatura el que más perdía era Newell’s, que sufría algunos sofocones cuando era exigido atrás.
La visita con los cambios se mostraba más entera y decidida. Y el local se iba deshilachando de a poco con el correr de los minutos. A los 68’, un tiro alto de Velázquez obligó a una volada magistral de Centurión, pero en cada respuesta exponía dudas que promovieron un duelo de ida y vuelta, y ponía signos de interrogación sobre el resultado final.
A los 74’, Macagno conjuró un remate de lejos de Villa, que seguía inquietando. Luego, a los 80’, Pérez Tica apareció solo por derecha tras un largo pase de Banega y Centurión se volvió a lucir. Y, a los 82’ Villa, luego de una larga corrida, tuvo de nuevo la conquista, pero entre Macagno y Velázquez salvaron la anotación mendocina.
En el descuento, Carabajal estuvo cerca de la heroica a través de un disparo bajo cruzado que se fue cerca del caño derecho de la visita. Así, con mejores intervenciones de los arqueros que los que tenían la misión de crear para generar peligro y de definir para poner goles y emociones que expliquen las razones de la batalla, el cotejo fue perdiendo atractivo y sustancia en un 0 a 0 insípido, inapelable, donde ninguno estuvo aceitado ni fino para llevarse una recompensa mayor.
En ese marco de prueba desaprovechada, el conjunto leproso no pudo cosechar grueso en un duelo que no le sirve para seguir afirmando su huella y continuar levantando cabeza. Este trago agridulce lo obliga a seguir enfocando en el sendero del trabajo, del perfil bajo y del esfuerzo para poder despertar anhelos aletargados. Ante los mendocinos dio un evidente paso atrás en esa búsqueda.
Fuente La Capital