El Bicho superó por 3-2 al Millonario, con las vueltas oficiales de Ramiro Funes Mori y Manuel Lanzini, en La Paternal. Luciano Gondou, la gran figura.
En River, que a última hora conoció la baja de Matías Suárez por un cuadro febril , sufrió los dos primeros goles de pelota parada y luego se dió un error en la salida de Rodrigo Aliendro para el tercero. en lo que fue el debut en la Zona 1 de la Copa Liga Profesional 2023.
Si bien fue demasiado cambiante, el primer tiempo terminó como empezó: con un gol del Bicho de pelota parada, el punto débil del Millonario. Marco Di Cesare, de cabeza, convirtió su primer gol en el profesionalismo tras una córner desde la derecha de Franco Moyano. La pelota se desvió en Pablo Minissale y descolocó a Franco Armani.
El equipo de Martín Demichelis tardó un par de minutos en reaccionar, hasta que empezó a hacerlo desde los pies de Esequiel Barco. Primero Miguel Borja le bajó la pelota a Agustín Palavecino para que defina con una palomita en el 1-1. Después, el arquero Alexis Martín Arias bajó al delantero colombiano (VAR mediante) y Barco cambió su penal por gol en el rebote, ya que Arias había atajado el disparo.
A esa altura, River estaba mejor en el partido, pero otra vez llegaría el golpe por la pelota parada. Argentinos, con más empuje que fútbol, no se paralizó por el revés y lo empató con un derechazo seco de Luciano Gondou en un tiro libre desde el sector izquierdo.
El segundo tiempo arrancó con una composición inversamente proporcional a la del primero, ya que el que salió decidido a ejercer la presión alta fue River, que alejó inicialmente a los locales del arco de Armani. Pero rápidamente encontraron el gol tras un grosero error de Aliendro en la salida. Iban 12′ y Francisco González Metilli le robó al ex-Colón y con gambeta hacia adelante en el área y habilitó a Gondou para que este señalara el tercer tanto, que sería el de la victoria.
El Bicho volvió a ganarle al Millonario en La Paternal después de 10 años, dejando sobre el tapete que en el fútbol las cosas no pasan porque sí, que uno, el último campeón, ya sin Libertadores ni Copa Argentina, parece haber perdido el rumbo, mientras que el otro, el que juega en un estadio que se llama Diego Armando Maradona, como imbuido de su espíritu, nunca dejó de ir hacia delante.